Valle de Zongo

Valle de Zongo
Vista de la parte baja de Zongo

sábado, 6 de abril de 2013

Todos Los Boletines "El Zongueño" disponibles en internet en el link: elzongueno.blogspot.com

Lea en el Nuevo Zongueño Nro. 11 (Octubre de 2014)

1) Tribunal Constitucional falla a favor de Zongo
2)Quién arreglará los atropellos del extinto "MSM" contra de Zongo?
3) Serie Historia de las Comunidades de Zongo: Tambopata-Unopaya (por Wanderson Esquerdo B.)


martes, 23 de octubre de 2012

ZONGUEÑOS BUSCAN SU HISTORIA E IDENTIDAD: en vestigios dejados por incas y españoles.
Texto y fotos de Richard Ilimuri
extraído integramente de Bolivia Retrospectiva

Los comunarios del Valle de Zongo y Zongo Choro buscan su historia e identidad en vestigios dejados por los incas y españoles. Para ser reconocidos por el gobierno, como productores tradicionales de la hoja de coca.

Muestra de hacha de piedra
Foto: Richard Ilimuri
Mientras preparaba la tierra para sembrar, los comunarios del Valle de Zongo y Choro Zongo encontraron takanas (ollas de barro andino-amazónico) y la continuación del Camino del Inca a dos kilómetros de la comunidad La Esperanza de la provincia Murillo, en La Paz.

En su afán de ser reconocidos por el Gobierno como productores tradicionales de la hoja de coca, los habitantes buscan su historia e identidad en los vestigios incaicos y españoles.

Los instrumentos. Entre los vestigios que hallaron los comunarios en sus sembradíos se encuentran hachas de piedra, botellones de vidrio, chullpas, ollas de barro andino y costales tejidos con lana de oveja y llama, además de diferentes objetos trabajados en piedra.


Comunidad: Zongo Choro
Foto: Richard Ilimura

Manuel Álvarez Mamani comunario de la región reveló que en el sector Monte Olivo se hallaron ataúdes de la época de los incas. “Encontramos chullpas y botellas grandes de vidrio, de un espesor grueso, y otros objetos. Pero como no conocíamos el valor, no le dimos importancia; hay algunos herrajes para mulas. Todo estaba bajo el suelo, y lo hallamos cuando preparábamos la tierra para la siembra”.


El oro verde; El arqueólogo e investigador Wanderson Esquerdo resaltó que los incas crearon las primeras comunidades en Zongo.

“Eran de siete a ocho pueblos en ese tiempo, y pusieron caciques en cada uno para que la producción de la hoja de coca sea llevada una vez al año a Perú”. Esquerdo indicó que entre 2005 y 2006 se realizó una prospección de la región junto a la Dirección Nacional de Arqueología del Viceministerio de Cultura.

“Con las prospecciones se levantaron bastantes sitios arqueológicos y se hará la evaluación de los vestigios”.


Manuel Álvarez
Foto: Richard Ilimura
Actualmente, el arqueólogo sólo hace las evaluaciones del sitio por invitación de los habitantes. “Ahora no se hace prospecciones porque demandan una investigación minuciosa que deriva en excavaciones arqueológicas”. Destacó que los vestigios hallados datan de hace más de cien años.

Según señaló el investigador, la región de Zongo, en la época precolonial, fue exclusiva para la siembra de coca. Los incas fundaron más pueblos alrededor de la zona para expandir su producción. Cuando los españoles dominaron estas tierras, descubrieron que la hoja de coca generaba un importante movimiento, incluso más que el oro, por lo que se la denominó “oro verde”.



Arqueologo: Wanderson Esquerdo
Foto: Richard Ilimura
"Aquí hemos podido confirmar, en los archivos de La Paz principalmente, y casando un poco con la historia de las crónicas; por que en la época de los incas esta región era conocida como la región de los chunchos, ya que habían los lecos de la región amazónica, que los incas no han podido penetrar a esta región siquiera en su época, los chunchos se denominaban a los selvicolas de la amazonía, que en ese entonces había una frontera inter-étnica un poco mas arriba, en el valle de zongo (comunidades de Tirma y Apana) que en el principio de la colonia se mantuvo esa frontera, después se comenzaron a avanzar a estos lugares (Zongo Choro), principalmente por el descubrimiento de las minas de Tipuani y Guanay, que fueron explorados por los españoles, a partir de ahí (la conquista) los españoles se fueron abriendo paso, que los que los incas no pudieron. Tanto es así que en 1623 hubo un levantamiento en Zongo, productor cocalero, pero entraban rescatistas trayendo vinos charque a precios muy excesivos que han hecho endeudar la población productora de coca, y a pesar de que había esa ley impuesta por el virrey Toledo, de que ellos (los comunarios) no podían entrar a las minas, él Márquez Baltasar, del virreinato del Perú a permitido que el corregidor de la provincia de larecaja, que pertenecía a zongo en ese entonces; obligándole al corregimiento para que llevara (comunarios) zongueños a la región de Tipuani para la exploración".
Lino Mita.
Foto: Richard Ilimura


“Y también es bastante lógico encontrar monedas de oro y plata, y quien producía monedas para la región fue Potosí, donde se acuñaron las monedas, si encontraron por aquí monedas del Perú, talvez fue para el virreinato del Perú, porque también fue Alto Perú. Auque aquí no las cerámicas que encontraron son andino-amazónico, no son cerámica inca, pero indicar a todos los hermanos que viven en la zona y comunidades, que ellos realmente tienen una historia bastante antigua, mucho mas de lo que ellos imaginan, y en la historia de Bolivia están los avasallamientos de españoles, y la venta de tierras al mejor postor con la fundación de la republica”.

Con la venta de comunidades enteras y juntas, con la reforma agraria comenzaron a devolverles ese derecho, hasta la actualidad, y la nueva constitución les da mas ese valor y solamente, con estudios y evaluaciones es que ellos pueden defenderse y defender su identidad como pueblos indígenas originarios-campesinos y ser reconocidos por la nueva Constitución Política del Estado.

Texto y foto: Richard Ilimuri
para hacer comentarios visite la página: http://etniasbolivia.blogspot.com/2012/02/zonguenos-buscan-su-historia-e.html

lunes, 13 de febrero de 2012

Breve reseña histórica de la COBEE


La historia de la Compañía Boliviana de Energía Eléctrica (COBEE) se encuentra desde 2007 plasmada en un libro intitulado “La Fábrica de Luz”.
  Sus 16 capítulos hacen un paseo en el tiempo, desde la inauguración del primer alumbrado eléctrico particular y público en la ciudad de La Paz en el año de 1886, y su primera empresa denominada “Fábrica de Luz”. La primera “usina” eléctrica (una máquina a vapor reemplazada más tarde por una hidráulica) fue inaugurada en julio de 1888. La Fábrica de Luz fue comprada en 1905 por la empresa francesa Bolivian Rubber & General Enterprise Limited que cambió de nombre en 1916 para Bolivia General & Enterprise Limited. Esta empresa construyó el dique de Milluni entre 1908 y 1910 y la primera Planta en Achachicala.
  En 1925 la empresa Bolivia Power Limited Co. compra a Bolivian General Enterprise y años más tarde en 1968 cambia de nombre pasando a denominarse Compañía Boliviana de Energía Eléctrica S.A. – Bolivian Power Company Ltda. En 1930 inaugura la primera planta de Zongo en el valle de mismo nombre y en el año 2000 inaugura la décima y última planta denominada Planta Huaji. (La Fábrica de Luz, COBEE, 2007)
Texto publicado en el boletín "El Zongueño" No. 7 abril 2011
 

lunes, 16 de noviembre de 2009

El Valle de Zongo y la importancia histórica del cultivo de la hoja de coca

El Valle de Zongo se encuentra ubicado en el Cantón Zongo, Provincia Murillo del Departamento de La Paz. Su río principal de mismo nombre nace en los nevados del Chacaltaya y Huayna Potosí, constituyéndose en uno de los principales afluentes del río Coroico al que desemboca en su margen izquierda, después de recorrer aproximadamente 75 km de distancia.
Geológicamente, es considerado un valle nuevo y profundo, con dos zonas bien marcadas como el valle alto o Subregión de la Puna entre 4700 y 2500 msnm, de clima frío, zona papera y ganadera (llamas y ovejas); y el valle bajo o subregión de los Yungas, inferior a los 2000 msnm, en cuyo clima cálido se produce coca, yuca, walusa, maíz, plátanos, café, arroz y cítricos entre otros productos.
El valle ya era importante económicamente en el incario y seguramente hasta mucho tiempo antes, debido a la producción y comercialización de la hoja de coca. Sin embargo, su rica historia es poco conocida en la actualidad, y pese que aún sigue siendo un centro importante de producción de coca, cotizada por ser considerada muy “dulce” o sea, agradable para mascar, los campesinos no se encuentran organizados para ese fin y su producción cocalera es comercializada de forma individual, llevada a La Paz o vendida en su sitio de origen a los rescatistas que constantemente se asoman al valle en busca de dicho producto.
Sembradío de coca en el Valle de Zongo (foto W. Esquerdo)

Hoy el valle es más conocido por la generación de energía eléctrica con plantas hidroeléctricas que comenzaron a ser establecidas desde 1930. Actualmente el sistema hidroeléctrico del Valle de Zongo perteneciente a la Compañía Boliviana de Energía Eléctrica (COBEE) está conformado por 9 plantas en operación, una en reconstrucción y un proyecto de implantación de una nueva hidroeléctrica en la zona de Pachalaca.

Poblaciones
La región cuenta con varios documentos importantes que consiste en las crónicas de dos Visitas casa por casa realizadas por los españoles entre los años de 1568 y 1570 (Murra, 1991), e informaciones en detalle sobre la sublevación de Songo escrito en 1624 (Espinosa, 2003).
En dichas visitas administrativas del siglo XVI el valle de Zongo contaba con 7 poblaciones habitadas: Nacara y Cañabiri en la parte de cordillera y las poblaciones de Songo, Caua, Guahe, Macachaya y Onopaya en la parte baja o yungas además de dos poblaciones abandonadas China y Pisuy también en la parte baja del valle.
Juntamente con otros dos valles, Challana y Chacapa, conformaba una encomienda cocalera española y al mismo tiempo uno de los 5 repartimientos del Corregimiento de Larecaja, creado en 1565. Estos 5 repartimientos a su vez estaban conformados por 11 pueblos principales y muchos pueblos anexos secundarios. En el valle de Zongo el pueblo principal era San Antonio de Abad de Songo, con un anexo: Cañaviri (Idem, 2003)
Pero hay que aclarar que todas las poblaciones existentes en dicho repartimiento tenían origen precolombina y fueron los incas quienes pusieron los límites entre sus pueblos, según la siguiente aclaración de los caciques de Zongo:
“...el ynga señor que fue de este reino dividió los pueblos de Canabire y Nacara Caba Macachaya Honopaa que son de este repartimiento de Songo y en cada uno mandó que hubiese cacique de por si y daban la tasa al ynga y cuando enviaba por el acudían a su padre del dicho don Martin Coati como a cacique principal que era para que la hiciese juntar al cual juntaba y lo hacia poner donde se lo mandaba y que estos dichos pueblos no hacen servicio alguno al dicho don Martin Coati mas que reconocerle por cacique principal como le era su padre don Martin Chamaquila” (Murra 1991)
Si bien Onopaya era el último pueblo habitado durante la colonia española, y al mismo tiempo frontera con los selvícolas conocidos como “chunchos”, las crónicas revelan que existieron anteriormente, por los menos otras dos poblaciones, conforme a la siguiente declaración de los vecinos de Onopaya en 1568:
y los dichos caciques dijeron ... que viven con gran temor al tiempo de ir a coger sus chácaras porque los yndios chunchos les han hecho mucho daño y muerto yndios y robado a cuya causa han despoblado un pueblo que se llama Pisuy y le pusieron en otro que se llama China y siendo allí también molestados por los dichos chunchos se pasaron a Honopaa donde al presente están y temiéndose también allí tienen siempre 5 yndios que andan ocupados cada día en mirar y descubrir la tierra y declararon ser los que les han muerto los chunchos de guerra 8 yndios y 4 yndias y llevado una yndia presa (Idem, 1991)”.

El cultivo de la coca
Como visto anteriormente, las poblaciones de la encomienda cocalera del valle de Zongo fueron organizadas y establecidas por los incas. Los españoles mantuvieron la misma disposición y el mismo sistema administrativo para la cobranza de los tributos.
El cacique principal de Zongo que era el encargado de juntar el tributo de la coca y llevarlo al lugar indicado declaró lo siguiente:
“...en tiempo del ynga eran muchos yndios los de este repartimiento de Songo y que el tributo que daban al ynga era en cada año 10 guanacos de coca que serian cada guanaco como 3 cestos de coca y mas 30 pacos de coca que es cada paco como cesto y medio de coca y mas 40 maltos de coca que era como un cesto de los de ahora y que esto daban al ynga en cada un año al tiempo que los enviaba a pedir y tenían cargo de los juntar los padres de don Martin Coati cacique principal de este pueblo de Songo y los ponían en Toone que es 3 leguas de Chuquiabo y que los yndios que tributaban en aquel tiempo eran de 20 años hasta 40” (Ibidem 1991)


Semilla en el árbol de coca (foto W. Esquerdo)

Con la llegada de los españoles y su constatación de la importancia económica de la coca en la población nativa, pasaron rápidamente a controlar y comercializar la producción cocalera, a través del sistema de encomiendas, para abastecer principalmente a los trabajadores de las minas, manteniendo los caciques como responsables de juntar la nueva tasa impuesta por el encomendero y obligándolos a depositarla en el tambo de Cañavire. Tan importante era que continuasen exclusivamente a la producción de ese “oro verde”, que el Virrey Toledo excluyó a los productores cocaleros de las mitas, o sea, de los trabajos forzados en las minas u otras actividades para los españoles.
Hasta 1549 el encomendero era Gabriel Rojas, pero con su muerte la encomienda pasó a manos de García Alvarado, y fue justamente durante esa encomienda que los caciques de los valles de Songo, Challana y Chacapa reclamaron a la Audiencia de Charcas la excesiva tasa que tenían que pagar al encomendero, motivo por el cual se realizaron las visitas administrativas de 1568 y 1570, finalizando con una retasa en los impuestos.
Las crónicas de las visitas evidencia que todas las poblaciones, tanto de la parte alta como la parte baja del valle de Zongo estaban dedicadas al cultivo de la hoja de coca.
Como ejemplo, el pueblo de Cañabire que se encuentra por arriba de los 2500 msnm, era de todos los pueblos, el que más chácaras de coca tenía. Dichas chácaras se encontraban en la parte baja del valle hasta 60 km de distancia del pueblo mismo de Cañabire. Entre 1568 y 1570 había en ese pueblo 40 familias dedicadas al cultivo de la coca y poseían 80 chácaras además de otros cultivos como el de maíz, también en la parte baja del valle. Para mayores detalles, ver en anexos la recopilación de los pueblos, propietarios y chácaras registradas por los españoles en las mencionadas visitas administrativas del siglo XVI y cuyo resumen de familias y chácaras por pueblo es el siguiente:


Pueblo      Número de Propietarios       Total Chácaras

Songo                       37                                58
Cañabire                   40                                80
Nacara                      15                                33
Caua                           7                                16
Guahe                         1                                  2
Macachaya               10                                28
Onopaya                   14                                34

TOTAL                    124                              251

Los cocales se encontraban distantes de sus poblaciones (exceptuando Macachaya donde se relata que los cocales llegaban hasta el pueblo mismo), mientras que los cultivos de yuca, maíz y frijoles en la parte baja eran cultivados alrededor de sus casas o muy cerca de sus poblaciones.
Otro punto importante es la presencia de gente de la sierra o collas que ingresaba al valle de Zongo en las mitas según lo informado por los entrevistados, indicando que:
“... se ayudan de unos yndios que se llaman queros que son yndios de la sierra que entran a donde tienen la coca los cuales se alquilan para ayudar a coger y encestar y sacar se lo pagan en coca” (Murra, 1991)


Cosecha de la hoja de coca (foto W. Esquerdo)

Estos foráneos identificados dentro de un grupo étnico denominado queros, cosechaban la coca, encestaban y transportaban a las casas de los propietarios y al tambo de Cañavire. Según también lo relatado, el pago recibían en coca, la mitad de lo que cosechaban.
Ni todos los productores requerían los servicios de los queros, principalmente aquellos cuyas chácaras eran muy pequeñas, pero muchos de los entrevistados declararon servir al cacique principal con su mano de obra, en un promedio de 2 a 3 días al año. Solamente los del pueblo de Macachaya denunciaron abusos en el servicio al cacique, como lo declarado por Juan Quilca:
Preguntado que servicio hace a su cacique principal, dijo que 20 días en un año a don Martin y a don Pedro Coaquira y que los lleva contra su voluntad a el y a su mujer e hijos a hacer sus chácaras y coger la coca y otras cosas que ellos no estan obligados” (Murra, 1991)

Chácaras del Común
Debido a las excesivas tasas en coca impuestas por el encomendero, los caciques del valle de Zongo decidieron crear chácaras comunitarias destinadas para el pago de la misma. Estas chácaras fueron abiertas en nuevas áreas y sin el conocimiento del encomendero. Durante la visita administrativa de 1568 ninguna de las chácaras del común fueron declaradas, pero al ser descubiertos, los caciques y comunarios de Onopaya y Macachaya confesaron que fueron obligados a ocultar el hecho por presión de los caciques de Zongo, según la siguiente declaración:
Dijo que este declarante se juntó en Songo con don Martin Coati cacique principal del dicho repartimiento don Pedro Coaquire y don Alonso Guahe y que ellos le dijeron que no las manifestase que esto se concertó entre todos los caciques de todos estos valles y que los que lo inducieron esto para que se ocultasen estas chácaras fueron el dicho don Alonso Guahe y don Pedro Coaquira y el dicho don Martin Coate” (Idem, 1991)
Las chácaras del común fueron incluidas en el cálculo del pago de impuestos a partir de la visita de 1570. En total fueron declaradas 6 chácaras del común que probablemente no existían antes de la colonia, ya que ellas se crearon justamente para completar la tasa, según también declarado por los caciques de Macachaya y Onopaya, indicando:
“...la cual plantaron todos ellos de comun... para pagar de ella su tasa al encomendero y cuando de ella falta para cumplir cada uno de ellos la cumple como le cabe lo que para la tasa falta en cada mita pero esta chácara esta dedicada para pagar la tasa y que habia 10 años que se plantó por el y por los demas caciques y que en la parte que a este le cabe de cultivar y beneficiar que será como la decima parte” (Ibidem, 1991)


Sembradío de coca en andenes de piedra (foto W. Esquerdo)

La relación de las chácaras del común existente en el siglo XVI en el valle de Zongo, su ubicación y los pueblos participantes es la siguiente:



Las causas de la sublevación de Zongo y Challana de 1623 y 1624
Si bien los caciques de Zongo pudieron reclamar y acceder en retasas del impuesto que tenían que pagar en coca al encomendero, ese panorama ha cambiando con la llegada del Virrey Toledo, quien prohibió a los nativos en general realizar nuevos reclamos ante las autoridades españolas terminando con las visitas casa por casa. A partir de entonces se intensificó la presencia de españoles y mestizos rescatadores de coca, quienes también traían productos como charque, vinos y chuño a precios de trueque muy excesivos, lo que hicieron endeudar y empobrecer vertiginosamente a los pobladores
Las consecuencias del creciente abuso de estos rescatadores hacia los pobladores de la zona que se fue arrastrando desde casi un siglo, culminó con un levantamiento armado de los songueños, quienes tomaron el control de la región por casi un año entre 1623 y 1624. Los ejércitos españoles fueron derrotados en la entrada del valle de Zongo y no lograron, durante la rebelión, ingresar a la zona. Fue solamente por medio de la diplomacia y engaños que los sublevados depusieron sus armas y fueron nuevamente pacificados.

Período Republicano y Post Reforma Agraria
En el período que antecede la independencia y con ella la República, (finales del siglo XVIII), y según Javier Sosa Ruiz (2004), ecólogo de la Pontificia Universidad Javierana de Colombia, en los yungas de Bolivia ya existía 345 haciendas dedicadas a cultivar la coca para las minas de Potosí. Pero la mayoría de ellas eran la continuación del sistema de encomiendas que por más de dos siglos y medio y posiblemente hasta tres se mantuvieron en el valle de Zongo, invariables. Por eso, la encomienda cocalera de los valles de Zongo, Challana y Chacapa y sus pueblos mantuvieron sin cambios significativos desde su primer encomendero, Gabriel Rojas a partir de los anos del decenio de 1540, pasando por García de Alvarado a partir de 1549 y continuando sin variaciones la misma encomienda en los documentos revisados sobre la sublevación de Zongo entre los años de 1623 y 1624, con la encomienda del conde Villamor
El mapa de distribución de tierras comenzó a cambiar más drásticamente durante la República debido a una serie de disposiciones legales que socavaron las bases de la propiedad comunitaria campesina (Barnadas, 1975). Las tierras de las comunidades fueron declaradas pertenencia del Estado en 1842, y cientos de comunidades llegaron a ser vendidas, principalmente en La Paz, expansión latifundista fomentada por los decretos supremos de Melgarejo entre 1866 y 1867.
La Reforma Agraria de 1953 impactó fuertemente sobre los campesinos, rompiendo los lazos que les unía a sus tierras, provocando un fuerte proceso de emigración. Con la desactivación de las haciendas en el valle de Zongo, la mayoría de los cocales fueron abandonados principalmente por la caída vertiginosa del precio de la coca.
A partir de los años 90 la producción de la coca en el valle de Zongo, comenzó a ser reactivada con el alza de los precios de dicho producto.


Preparando para secar la hoja de coca (foto W. Esquerdo)

A modo de conclusión
Definitivamente el valle de Zongo posee una rica e importante historia que en todos los tiempos gira alrededor de la producción y comercialización de la hoja de coca. Además de la documentación escrita, dejada por los españoles durante la colonia, hoy en día aún se puede observar los restos arqueológicos en forma de caminos sistemas de andenerías agrícolas, construcciones arquitectónicas y hasta restos de pueblos abandonados que confirman la veracidad de la documentación histórica y la importancia de la producción de coca durante la prehistórica con los tiwanacota e inca, durante la colonia con el sistema de encomiendas y durante la república con las haciendas.
Es necesario conocer y valorar nuestra historia y entender la importancia que ella significa para la consolidación de nuestra identidad como pueblos originarios y como bolivianos.

Bibliografia de referencia

Barnadas, Joseph
1975 Apuntes para una historia aymara, La Paz, CIPCA

Espinoza Soriano, Waldemar
2003 Temas de Etnohistoria Boliviana, págs 405-465. Producciones Cima, La Paz

Murra, John, (Editor)
1991 Visita de los valles de Sonqo en los yunka de coca de La Paz (1568-1570). Instituto de Investigaciones Andinas, Madrid.

Sosa Ruiz, Javier
2004 La transición de Jibina, de sujeto a objeto. Apreciaciones de un nuevo producto. Internet página Mama Coca

por: Wanderson Esquerdo B. (Derechos Reservados, prohibida la reproducción sin autorización del autor)

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Archivo de La Paz también guarda la historia republicana de Zongo

El Archivo de La Paz, ubicado en la Av. 6 de agosto No. 2080, en el marco del “Proyecto de Digitaliación de Padrones Republicano” financiado por la “British Library”, hizo ya la primera entrega de la copia de los documentos digitalizados durante las gestión 2008 y 2009. El material que contienen los registros de la población indígena de las provincias y comundades del departamento de La Paz ya se encuentran en poder de las organizaciones sindicales, incluyendo a la Central Agraria Campesina del Sector Zongo.
Esos registros o Padrones de la época republicana fueron creados con el fin de recaudar el tributo de los comunarios. Para el Estado Boliviano y para las comunidades, esos archivos son las pruebas de la pertenencia y tenencia de la tierra por las mismas comunidades.
Con el material ya disponible en discos digitales (CD-ROMS) se puede tener un conocimiento inicial sobre el impacto de las leyes y disposiciones de los gobiernos republicanos sobre los antiguos ayllos y comunidades de Zongo para entender el proceso de formación de las comunidades actuales.

Reprodución de la tapa del Padron de 1883

Antes de ingresar en el mismo tema de la época republicana, indicamos que en los primordios fue el inca quien organizó los ayllos existente en Zongo para la producción y pago eficiente del tributo de su principal producto, la hoja de coca. Con la llegada de los españoles a partir de 1500 y su constatación de la importancia económica de la coca en la población nativa, pasaron rápidamente a controlar y comercializar la producción cocalera, a través del sistema de encomiendas, para abastecer principalmente a los trabajadores de las minas. Los españoles mantuvieron la organización legada por los incas en el valle de Zongo, manteniendo la distribución territorial de las comunidades existentes, designando a Cañavire como un nuevo lugar para depositar la tasa de la coca.
El mapa de distribución de tierras comenzó a cambiar más drásticamente durante la República debido a una serie de disposiciones legales que fueron en contra a la propiedad comunitaria campesina empezando por la Ley de 28 de septiembre de 1831 que declaró propietarios solamente a los campesinos contribuyentes y con diez años de posesión pacífica de sus tierras.
El decreto supremo de Ballivián en 1842 sostuvo que las tierras de las comunidades pertenecían al Estado y a los campesinos correspondía su posesión transitoria o en precario. Luego, en 1863 se dispuso que las tierras no podrían ser vendidas por propietarios que no sabían leer y escribir. Los decretos supremo del presidente Melgarejo entre 1866 y 1867 provocaron en La Paz una gran expansión latifundista donde fueron vendidas cientos de comunidades. Finalmente, la Ley de Ex Vinculación del 5 de octubre de 1874, declaró la extinción de las comunidades ordenando que las parcelas fuesen dotadas de manera individual por los comunarios, desencadenando una escalada latifundista a finales del siglo XIX. Zongo fue fuertemente afectado en todos esos años y principalmente entre 1901 y 1920.
Primeramente, en la época colonial, Zongo pertenecía al Corregimento de Larecaja. A Partir de la fundación de la República en 1825, y ya como cantó, Zongo perteneció a la Provincia Larecaja hasta el 17 de septiembre de 1880. A partir de esa fecha pasó a pertenecer a la Provincia del Cercado de La Paz, la misma que fue cambiada de nombre en fecha 17 de octubre de 1912, pasando a designarse Provincia Murillo hasta hoy.
En los documentos digitalizados por el Archivo de La Paz encontramos que en fecha 26 de abril de 1883 la Mesa Revisitadora del Cantón Zongo procedió a dividir el cantón en dos secciones:
Sección A: ó sea COMUNIDAD ZONGO, comprende una sola porción y limita al N.E. con la finca Huailipaya rio Yapuma por medio; al S.E. con las fincas Tiquimani y Susupi; al S. con Sainani; al S.O. con la finca Cañaviri rio Camsique por medio; y al N.O. con la finca Coscapa rio Zongo por medio.

Vista general del pueblo de Zongo (foto W. Esquerdo)

Sección B: ó sea COMUNIDAD TIRMA comprende una sola porción y limita al N. con la finca Perolani rio por medio; al E. con la finca Tolotolo ó La Florida rio Tirma por medio; al S. con las fincas Apana y Yalica; y al O. con la finca Huairapata.
En ese entonces en la proindivisa comunidad Zongo se vendieron 8 lotes de 226 hectáreas a 8 originarios y otros 8 lotes de 169 hectáreas a 8 “agregados”. En la proindivisa comunidad Tirma se vendieron 6 lotes de 51 hectáreas a 6 originarios y 2 lotes de 38 hectáreas a 2 “agregados”.
Cabe resaltar que habían muchas más familias asentadas en Zongo en el momento de dicha venta que continuaron en el lugar trabajando para esos “patrones”.
En 1895 aparece la inscripción de propiedades en Zongo de 61 propietarios y así sucesivamente hasta la Reforma Agraria de 1953 que provocó un fuerte proceso de emigración.
En los documentos digitalizados por el archivo de La Paz Zongo aparece en la Provincia Larecaja de 1832 a 1877 y en la Provincia Cercado de 1881 a 1910. La documentación digitalizada sirve de referencia sin valor legal. Las copias certificadas de esos documentos deben ser adquiridas en el mismo Archivo de La Paz.

por: Wanderson Esquerdo B. (Derechos Reservados, prohibido la reproducción sin el permiso del autor)

El levantamiento de Zongo de 1623 en contra la colonización española

En tiempos de la colonización española, Zongo estaba reducido a una encomienda cocalera. Los zongueños estaban obligados a pagar una tasa excesiva, principalmente en coca, al encomendero español.
A partir del siglo 17 se intensificó la presencia de españoles y mestizos rescatadores de coca, quienes también traían productos como charque, vinos y chuño a precios de trueque muy excesivos, lo que hicieron endeudar y empobrecer vertiginosamente a los zongueños.
Para colmo, la situación empeoró más aún en 1623, cuando el Virrey del Perú, Diego Fernándo de Córdoba conocido como Marques de Gualdalcázar permitió que el corregidor de Larecaja, Luis de Ulloa, hiciera una entrada a Tipuani para buscar oro con mano de obra de Zongo, Challana y Simaco. En el pueblo de “Songo” vivía Gabriel Guaynaquile, originario del lugar y por ser bilingüe (aymará-castellano) fue nombrado por el corregidor anterior para ocupar el cargo de Contador y luego, fue ascendido al cargo de cacique-gobernador por el actual corregidor Luis de Ulloa. Su cuñado Gabriel Hayla pasó a ocupar el cargo de Contador. Ambos fueron llevados a la fuerza con los demás zongueños a las minas de Tipuani.

Marques de Guadalcázar

A la vuelta de las minas y con la seguridad de volver el siguiente año, los naturales encontraron a los terribles rescatistas exigiéndoles hasta el doble de las cosechas, aún sabiendo que ellos habían estado fuera de sus chácaras debido a los trabajos forzados en las minas, motivándoles a planear una rebelión a la cabeza de Gabriel Guaynaquile y su cuñado Gabriel Hayla.
El levantamiento comenzó el 11 de diciembre de 1623 cuando mataron a un rescatista de nombre Salvador de Palos y luego aprisionaron en Onopaya al cura doctrinero Diego Patiño. Al amanecer del día 16 de diciembre atacaron a los españoles en el pueblo de “Songo” tomando el control del pueblo y de la región.
Para hacer frente a la rebelión, el corregidor Luis de Ulloa reunió 60 hombres con 28 arcabuces y dieciocho libras de plomo conforme descrito por Waldemar Espinoza en su libro “Temas de Etnohistoria Boliviana, publicado en 2003 por Ediciones Cima. Pero el corregidor solo llegó a un cuarto de legua del Pueblo de “Songo” no pudiendo avanzar más debido a las cuestas casi intransponibles y a las posiciones defensivas muy ventajosas de los nativos. Temiendo por sus vidas, el ejército español tuvo que retirarse.
Mediante carta enviada al pueblo de “Songo”, el obispo de La Paz, Don Pedro de Valencia convenció a los alzados que liberasen al cura Patiño. Mientras tanto, Gabriel Guaynaquile se había consolidado como líder máximo del levantamiento en contra el dominio español pasando a vivir en la casa que perteneció al teniente-corregidor. En la plaza del pueblo de “Songo” hizo levantar un trono de donde gobernaba a los zongueños, autonombrándose como el nuevo inca.
En un cabildo abierto llevado a cabo en la ciudad de La Paz se decidió enviar a Zongo al Padre Definidor, Fray Bernadino de Cárdenas, para apaciguar aquella región. Cárdenas, un franciscano criollo, quechua-aymara hablante, quien años antes fue misionero entre los lecos y años después ejerció el cargo de Obispo del Paraguay aceptó la comisión con la condición de que se perdonase a los songueños alzados.

Fray Bernardino de Cárdenas
fuente: Priewasser, W. "El Ilmo. don fray Bernadino de Cárdenas".
Fondec y Academia Paraguaya de la Historia, Cochabamba 1999

Según las crónicas, Fray Cárdenas convenció a los nativos a que depusiesen sus armas ante las autoridades españolas con la promesa que no serian castigados. El 24 de agosto de 1624 Gabriel Guaynaquile y los que le acompañaban entregaron sus armas y se rindieron a Pedro de Lodeña, Justicia Mayor de La Paz y excorregidor de Larecaja, quien en esta ocasión fue nombrado “Maestre de Campo” por el virrey Guadalcázar.
Al amanecer del día 5 de octubre del mismo año, Pedro de Lodeña contradiciendo lo prometido a Fray Cárdenas, ahorcó en la plaza del pueblo de “Songo” a los dos Gabrieles y a otros 4 líderes de la sublevación. Sus cuerpos fueron descuartizados y desparramados sobre el camino hasta la cumbre como advertencia de la corona española para que no se vuelvan a sublevarse. Este trágico hecho puso fin al levantamiento de Zongo que había durado cerca de 9 meses.
 por: Wanderson Esquerdo B. (Derechos Reservados, prohibida la reproducción sin autorización del autor)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Breve história y arqueología del Valle de Zongo

Corrían los primeros meses del año de 1624, los pobladores de La Paz sentían mucho miedo por el rumor de una inminente invasión de la ciudad por parte de los indígenas de Songo y Challana sublevados desde diciembre del año anterior. Se pensaba que la invasión se llevaría a cabo en el día de Corpus Christi y hasta los curas se armaron para enfrentar el anunciado ataque.
Si bien la tan esperada invasión de los songueños no llegó a concretizarse, aunque dos siglos y medio más tarde en 1781 La Paz sí fue sitiada por Tupac Katari, ese episodio quedó registrado en los anales de nuestra historia, y actualmente el valle de Zongo (grafía moderna) comienza a despertar el interés de los especialistas, por su riqueza histórico-cultural antes y después de la invasión europea.
La región del valle de Zongo cuenta con varios estudios importantes basados principalmente en las crónicas de dos Visitas casa por casa realizadas por los españoles entre los años de 1568 y 1570, transcritas y publicadas en un libro por el investigador norteamericano John Murra en 1991.
El valle ya era importante económicamente en el incario y seguramente hasta mucho tiempo antes, debido a la producción y comercialización de la hoja de coca. Según los moradores de Songo entrevistados en 1568, fueron los incas quienes pusieron los límites entre sus pueblos, estableciendo un cacique en cada uno de ellos para juntar el tributo de la coca que era recogido una vez al año por el inca. El cacique principal que vivía en el pueblo de Songo era el encargado de juntar el tributo y llevarlo al lugar indicado.
Con la llegada de los españoles y su constatación de la importancia económica de la coca en la población nativa, pasaron rápidamente a controlar y comercializar la producción cocalera, a través del sistema de encomiendas, para abastecer principalmente a los trabajadores de las minas. Tan importante era que continuasen exclusivamente a la producción de ese “oro verde”, que el Virrey Toledo excluyó a los productores cocaleros de las mitas, o sea, de los trabajos forzados en las minas u otras actividades para los españoles.
La gran rebelión de Songo a finales de 1623 y durante 1624, fue debido al creciente abuso de los españoles y hasta mestizos hacia los pobladores de la zona que se fue arrastrando desde casi un siglo. Antes de 1549, el primer encomendero, Grabiel Rojas, cobraba a parte de la coca, tributos en oro y plata. Para ello tenía un capataz de nombre Auqui Gualpa, quien hacia pesar el oro con una medida de cobre y del tamaño que no se podía apretar con ambas manos. Auqui Gualpa fue muerto por los indígenas del lugar, hecho que costó la vida de dos caciques por ahorcamiento en La Paz como castigo.
Durante la encomienda de García Alvarado a partir de 1549, los caciques de los valles de Songo, Challana y Chacapa reclamaron a la Audiencia de Charcas la excesiva tasa que tenían que pagar al encomendero, motivo por el cual se realizaron las visitas administrativas de 1568 y 1570, finalizando con una retasa en los impuestos. Pero con la llegada del Virrey Toledo, los nativos en general fueron prohibidos de realizar nuevos reclamos ante las autoridades españolas y las visitas casa por casa se terminaron. De ese momento en adelante, los valles de Songo, Challana y Chacapa fueron invadidos por los españoles rescatadores de coca, quienes también traían productos como charque, vinos y chuño a precios de trueque muy excesivos, lo que hicieron endeudar y empobrecer vertiginosamente a los pobladores.
Otro episodio importante sucedido en el lugar fue la captura en el pueblo de Songo de Don Pedro Domingo Murillo en diciembre de 1809 después de que sus fuerzas revolucionarias habían sido derrotadas en Irupana y Chicaloma.
Finalmente, en esta breve reseña historia, se indica que la región fue ampliamente explotada por el sistema de las haciendas hasta la reforma agraria en 1952. En Isicani aún existe una casa antigua de dos pisos que en tiempos pasados fue la sede de la hacienda.
De las 7 poblaciones precolombinas del valle de Zongo visitadas en 1568, dos de ellas, Cañaviri y Huaji continúan habitadas total o parcial, los restos de Onopaya y Cahua se encuentran en Tambo Pata y Cahua Chico respectivamente. Nacara y Macachaya aún no fueron ubicadas.  Los restos del pueblo antiguo de Songo, abandonado hace más de 350 años, según la leyenda, por volverse “embrujado”, se visitó recientemente con identificación de conjuntos arqueológicos importantes. Otras dos poblaciones: China y Pisuy ya se encontraban abandonadas en 1568 a causa de los ataques de los chuncho (indígenas de tierras bajas) 

Poblaciones en la época incaica
(elaborado por W. Esquerdo)

La población antigua de Songo se encuentra entre las Lomas Encanto e Islani Alto y en reciente visita realizada en la Loma Islani Alto se detectaron varios muros de contención que formaban plataformas.



Lamentablemente el lugar fue objeto de saqueos indiscriminados y en uno de los sitios huaqueados por los saqueadores, se observó que los entierros eran depositados en tumbas excavadas en el suelo, cuyas paredes de piedras lajas formaban cajas de piedras. El material de cerámica fragmentado identificado hasta el momento corresponde a cerámica inca.



Nuevas visitas de carácter científico deberán ser realizadas, pues todavía falta encontrar los restos de las viviendas y de la iglesia colonial bautizada por los españoles como Iglesia de San Antonio Abad de Songo. Los resultados de estas primeras investigaciones formarán parte de un proyecto de estudio y conservación del pueblo antiguo de Songo conocido por “El Encanto” en coordinación con los pobladores locales y las autoridades municipales con vistas al desarrollo sostenible del Turismo en la región.
Con el avance de las investigaciones en el lugar, los pobladores comenzaran a entender y valorar los recursos culturales que posee y que por desconocimiento no se daba importancia resultando anteriormente en la afectación de restos arqueológicos. Un ejemplo de eso ocurrió el año 2005 en la población de Huaji, donde el interés de los pobladores por desarrollar el turismo, resultó en la donación de un área en el pueblo antiguo de Huaji para la construcción de un refugio turístico a través de la Subalcaldia de Zongo y la Dirección de Promoción Turística de la Alcaldía de La Paz. Resulta que, por desconocimiento, los pobladores estaban por demoler una construcción de piedra del tiempo del los incas para dar paso al abrigo turístico. En la época yo desempeñaba el cargo de la Protección del Patrimonio Arqueológico de Zongo y les pedi que la construcción del refugio turístico se realice en un nuevo sitio, resultando en la conservación de esos importantes restos arqueológicos.


Aún queda mucho trabajo por adelante para identificar y proteger los recursos culturales de la zona, con el objetivo de consolidar los estudios en la región y al mismo tiempo concientizar y capacitar a los pobladores locales en la conservación de su patrimonio cultural y asesorar a las autoridades en las futuras obras de desarrollo en la región.

por: Wanderson Esquerdo B. (Derechos Reservados, prohibida la reproducción sin autorización del autor)